DEPÓSITO DE PIEDRAS HISTÓRICAS

Antonio Rodríguez Saiz

 

Las murallas de las ciudades han cumplido una misión defensiva y protectora, en sus muros se abrían puertas para entrada y salida al recinto urbano e igualmente para seguridad, control del poder, defensa, vigilancia sanitaria principalmente de epidemias y otras funciones.

No hay acuerdo de los estudiosos del tema, a través del tiempo, en el número de puertas que hubo en las murallas de Cuenca. El profesor Sánchez Benito llegó a la conclusión que las puertas y postigos existentes (s. XV) fueron diez: Huete, Postigo, Valencia, Santa Cruz, San Martín, Santa María, Mercado, San Bartolomé o Puerta Nueva, Coracha, y San Juan. De ellas las tres primeras indicadas fueron las más importantes.

La Puerta de Huete (o de Madrid), según recientes estudios arqueológicos la sitúan hacia la mitad del Edificio Palafox. Fue derribada el año 1792 para ampliación de la calle y facilitar mejor el tránsito a la parte alta.

La Puerta del Postigo (en el siglo XIV se llamó Postigo de Santo Domingo), estuvo en la parte superior, actualmente, de las Escalerillas del Gallo y comienzo de la calle González Francés ( de Las Tablas) hasta su demolición en 1890. Allí acontecieron importantes hechos históricos, uno de ellos el juramento del rey Fernando (1479) de guardar los privilegios, buenos usos y costumbres de la ciudad de Cuenca.

Es cierto que me anima y mueve a escribir, una vez más, que de laPuerta de Valencia solamente queda el nombre de una calle ya importante a principios del siglo XVI cuando la población comenzó a establecerse fuera de las murallas.

Fue en enero de 1866 cuando a solicitud del Ayuntamiento el arquitecto Juan José Trigueros informó que “era conveniente la demolición para dar mayor amplitud a las avenidas que se reúnen en el punto que esta puerta se encuentra” y así consideraron los representantes del municipio; sin embargo, por diversos motivos, no sería hasta el mes de abril cuando los regidores encargasen al alcalde y mayor propietario de casas en la capital, Lesmes del Castillo para que ajustase la realización de derribo  de la emblemática puerta, con entrega de treinta y dos escudos (la unidad monetaria equivalía a 10 reales con ley de 900 milésimas), por el adjudicatario y reparación de los desperfectos ocasionados pudiéndose quedar el contratista con los materiales de desecho.

No hubo nadie interesado en el asunto motivado por la cantidad estipulada hasta que Sixto Martínez Rozas, conquense de buena posición económica y social, aceptó y firmo el contrato (2-5-1866) para realizar el trabajo, sin pago alguno, del derribo de la Puerta de Valencia, arco y trozo de muralla afectada, llevándose los materiales originados por la demolición excepto las piedras históricas cuyo destino y fin voy a relatar.

En un comunicado (23-7-1867) al alcalde del concejal, Manuel Mateo le da a conocer que ha depositado en el Almudí las piedras que en la Puerta de Valencia forman los escudos de armas reales y de la Ciudad con la inscripción siguiente:

“Reynando la Magestad del Rey Dn. Felipe nuestro Señor dos de este nombre. Los muy ilustres Cuenca, mandaron reedificar esta puerta siendo Correjidor (sic) el muy Yltre Señor D. Juan de Beamonte y Navarra, Caballero de la orden de Santiago, año de 1574“.

Reproduce y copia la inscripción el concejal con el texto actualizado, como puede observarse.

Diez años antes del indicado en el texto, el rey Felipe II había visitado Cuenca gracias a la invitación y gestión del obispo, Bernardo de Fresneda que fue su confesor.

En cuanto al corregidor y justicia mayor de Cuenca, Huete y su Tierra, Beamonte y Navarra, pertenecía a un importante linaje navarro de sangre real, fue nombrado en 1572.

Sobre el edificio del Almudí (o alhóndiga), brevemente indicar que, fue construido el año 1582 para mercado de compra y venta de granos que controlaba el Municipio, después transformado en Pósito Real y renovado en el siglo XVIII, utilizado después para diferentes y variados usos hasta la actualidad.

Es Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento desde 2002.

Estas piedras históricas estuvieron durante casi tres siglos almacenadas en el Almudí en la más absoluta desatención y aislamiento, ignoradas por aquellos que durante años tuvieron responsabilidades para haber dado un destino digno. Tendrían que transcurrir setenta y cinco años cuando por motivo de unas obras de saneamiento en el Almudí se tuvo conocimiento público de su existencia con falta de pequeños trozos en la piedra que no afectaban al texto . De ello informó el profesor Gimenez Aguilar.

En el mismo escrito el concejal Mateo informaba que bajo su dirección también se habían colocado en el cuartel de la Misericordia las piedras escudo de armas reales que había sobre la portada de dicho edificio con la siguiente inscripción:

" Año de D. O. M. 1782 "

" Reynando la Magestad de D.Carlos tercero y siendo su Correjidor (sic) en esta Ciudad D: Pedro Bernardo Yerto y Achucarro “-

Fue el Cuartel de la Misericordia donde al principio estuvo la Casa de Misericordia, allí se acogía para su protección y amparo a los niños expósitos hasta que fueron trasladados al Convento de Jesuitas (C/ San Pedro) y desde 1836 en la Casa de Beneficencia quedando el convento destinado a   Casa Cuartel de la Guardía Civil, después derribado para, en su solar, construir viviendas en la calle peatonal dedicada a José Luis Alvarez de Castro.

Con relación al corregidor Yerto y Achucarro que se refiere la inscripción es oportuno mencionar que después fue nombrado para el mismo cargo en Velez Málaga, no dejando buen recuerdo entre los conquenses por , su al parecer, conducta negligente en los asuntos propios de un alto funcionario real con  perjuicio para los vecinos.

Nada sabemos o, mejor dicho, no sé con seguridad el destino de las piedras históricas, solamente dejo constancia y recuerdo que al final del muro pegado al pretil del Puente de la Puerta de Valencia hay una piedra con un escudo, no identificable, que podría haber formado parte de la antigua puerta.

El silencio elocuente indica que estas piedras históricas tuvieron peor suerte que aquella inscripción que se conserva en el portal del  Edificio Vergel, rescatada de donde en este mismo solar estuvo el primero y antiguo Pósito construido en el siglo XVI, que posteriormente  (1767) sería utilizado para cuartel del Regimiento de Milicias Provinciales de Cuenca, años después para Gobierno Militar  y Zona de Reclutamiento de Cuenca y finalmente ,de forma provisional , iglesia parroquial de San Esteban Protomártir durante el tiempo que duró la construcción del nuevo templo (1961 a 1970).

En esta piedra se lee el siguiente texto muy explicativo y preciso:

Reinando en las Españas el rey don Felipe nuestro Señor y siendo corregidor por su majestad en esta ciudad el ilustre señor Alonso Ordoñez de Villaquirán, caballero de la orden de Santiago, mando esta ciudad hacer esta casa de depósito y alhorí el año 1569.

En fin, para concluir recordar esta expresión, “¡Cuenca Impertérrita y sufrida!” como calificaba un pregonero conquense hace más de medio siglo

 

Marzo 2024