Antonio Rodríguez Saiz
EL ARCO DE LOS HERMANOS BEZUDO EN EL CASTILLO
Antonio Rodríguez Sáiz - Octubre 2017
Castillo de Cuenca
doncel a horcajadas
de la dura grupa
más bella de España
(Federico Muelas)
En el sitio más elevado de Cuenca, entre las hoces de los ríos Júcar y su afluente el Huécar, estaba situado el castillo musulmán, cuyas ruinas puedes observarse en la actualidad. Era una fortaleza difícil de abatir por la fuerza de las armas, debido a la difícil orografía de Kunca (Cuenca), aunque era este punto el más vulnerable de la ciudad.
Tenía un puente con foso frente a la puerta del castillo, por donde, como era habitual en este tipo de edificaciones, bajo su arco entraban y salían personas, animales, carruajes y mercancías. Servía igualmente de protección a sus moradores ante el ataque enemigo.
Al principio, en la época musulmana, fue de herradura, después sufriría reforma y finalmente en el reinado de Felipe II fue reedificado (1582) cuando según su inscripción era Corregidor de las ciudades de Cuenca y Huete, García Busto de Villegas, quien, meses antes había instituido la festividad cívico-religiosa el día de San Mateo (19-09-1581) en recuerdo de la conquista definitiva de Cuenca por Alfonso VIII.
Los hechos y sucesos ocurridos en su alrededor y ante los muros del castillo han ido transmitiéndose a través de generaciones unas veces fundados en documentos y crónicas históricas y otros por el contrario, por tradición oral, no exenta de fantasías en ocasiones y confusión de datos.
Estos acontecimientos siempre tuvieron personajes principales, que transcurridos los años e incluso los siglos, los regidores locales han querido distinguir en algún momento y marca su recuerdo para generaciones futuras, en ocasiones con algún perdurable error que no empaña, para nada, el noble deseo de evocar y traer a la memoria un hito histórico considerado importante.
A propósito de ello, me referiré al pleno de la sesión ordinaria del Ayuntamiento de Cuenca celebrada el 15 de febrero de 1955, presidida por el alcalde Jesús Moya Gómez, cuando en el punto 6ª a) del orden del día fue estudiada la propuesta formulada por el concejal Lucio Gómez para que se diese el nombre de una calle a Pedro Rodríguez Bezudo, en la parte alta de la ciudad que se estaba mejorando con acierto y así hoy podemos contemplar y disfrutar, igualmente aquellos visitantes que, cada vez más, se acercan a nuestra capital para gozar y sentir el placer de una acertada elección.
Según la exposición oral del edil conquense, el capitán Rodríguez Bezudo había muerto junto a la puerta del Castillo el 21 de septiembre de 1177 a la entrada de las tropas de Alfonso VIII en la toma de Cuenca, logrando izar en el muro de la fortaleza el pendón cristiano.
Sobre ello se deliberó en el pleno añadiendo, por parte de la presidencia que, también un hermano suyo tuvo una actuación destacada en el mismo sitio. No se tomó ninguna resolución, previo examen y deliberación, para dedicar una calle al bravo e intrépido caballero segoviano, pero sí, en su lugar y por unanimidad se decidió dar el nombre de “Hermanos Rodríguez Bezudo” al arco existente a la entrada de Cuenca y que forma parte de esta antigua construcción.
Este acontecimiento histórico protagonizado, en parte, por los hermanos Rodríguez Bezudo ha sido fechado con frecuencia en 1177 cuando se toma definitivamente a Cuenca por Alfonso VIII. En honor a la verdad no ocurrió en tiempos de este noble rey castellano.
Entre los distintos cronistas e historiadores que recogen este episodio, la mayor parte de ellos coincidentes con la salvedad de la fecha, he tomado la narración de Diego de Colmenares, autor de la Insigne Ciudad de Segovia y Compendio de las Historias de Castilla, publicado el año 1637.
En ella, nos refiere el cronista que en el año 1100 (otros cronistas afirman otra fecha pero próxima a esta) que las tropas cristianas al mando de Fernán Ruiz de Minaya cercaron la antigua ciudad de Cuenca que estaba defendida por Alhacén Bolí (o Boalí) “moro valiente con muchos almorávides de valor y experiencia” pero que la pierde en el primer y único asalto de las tropas cristianas formadas por soldados de Segovia, Ávila y Zamora. Su conquista duraría poco tiempo.
Siguiendo la narración del cronista Colmenares, cura de la iglesia de San Juan de Segovia “el primero que subiendo enarboló bandera cristiana en el adarve fue el capitán Pedro Rodríguez Bezudo, acometido que sin poder ser socorrido cayó muerto, pero su hermano Gutierre adelantando su gente y rompiendo la defensa enemiga con un salto desde la torre de madera entró en la ciudad, en cuyo presidio y defensa quedo con su compañía” siendo liberados mil prisioneros cristianos que aquí estaban retenidos.
Junto con Pedro Rodríguez moriría también otro noble con gente de Zamora llamado Flores Pardo.
Con anterioridad Fernán Ruiz de Minaya, que mandaba las tropas asaltantes había intentado acceder a Cuenca por la puerta del Castillo – dicen otras crónicas – apoyado en 20 ballesteros abulenses para ocuparla y conquistarla.
¿Quiénes eran los hermanos Rodríguez Bezudo? Ambos caballeros Pedro y Gutierre eran hijos de Rodrigo Gutiérrez Bezudo, perteneciente a la alta nobleza (ricohombre) y primer corregidor que hubo en Segovia, ejerciendo la jurisdicción real a finales del siglo XI.
Por su parte Pedro fue un importante personaje de Castilla que acompañó al rey Alfonso VI en Andalucía y estuvo en el sitio y toma de Córdoba.
Estaba casado con Munia Donna de Segovia, señora de Viniegra de Suso, hija del Justicia Mayor del Rey y por ello encargado de las funciones judiciales y policiales en Segovia.
Gutierre, casado con Sancha Domínguez de Pancorbo de la nobleza segoviana, es conocido en la historia con el nombre de “el caballero Bastida”. Debiendo este nombre a que fue el inventor de esta máquina de guerra muy utilizada en la época medieval. Consistía en una torre alta de forma de pirámide cuadrangular truncada con ruedas y rodillos en la base, con estrechas aberturas por cuyos orificios los soldados flechadores atacantes disparaban a los defensores de la muralla.
Así desde esta máquina salto a la muralla y entró en Cuenca.
Los hijos y descendientes de Gutierre llevaron el apellido de Bastida y dos bastidas en forma de castillos en su escudo de armas.
En cuanto a la palabra Bezudo indicar que este adjetivo se refiere a una persona o animal que tiene unos labios muy gruesos y abultados. De ahí que también haya un tipo de oso negro, peludo y nocturno llamado bezudo, en el sudeste asiático, de hocico prominente.
El arco, en cuestión, como puede observarse en la fotografía lleva el nombre de Bezudo, cuando el acuerdo de 1955 fue que se denominara “ Hermanos Rodríguez Bezudo” en recuerdo de los intrépidos capitanes de la ciudad de Segovia.
No es que ello tenga gran importancia, pero deben respetarse los acuerdos o en su caso proceder a su derogación. Si en este caso el acuerdo no fue modificado, debe colocarse la placa y a ser posible más en consonancia con el lugar, con el nombre que fue aprobado.
No sería la primera vez que se corrige un error en este sentido, como por ejemplo en el nombre que actualmente se llaman las calles “Cardenal Gil de Albornoz (junto a Carretería) y Diego Ramírez de Villaescusa (en el barrio de Tiradores) ambas corregidas por el Ayuntamiento de Cuenca en 1992, después de un buen número de años instaladas en el error. Nunca es tarde.