EL KIOSCO DE MÚSICA EN LOS JARDINES DE LA DIPUTACIÓN CONQUENSE

(Inaugurado el año 1912)

 

Antonio Rodríguez Sáiz - Cuenca, Febrero 2017


En las primeras décadas del pasado siglo los pacíficos ciudadanos conquenses disfrutaban, especialmente los días de fiesta, con meriendas, paseos por los cercanos y bellos rincones de la ciudad de las Hoces y escuchando los conciertos de las dos bandas de música existentes en la pequeña Episcópolis, Banda Provincial de la Casa de Misericordia (Beneficiencia) y la Municipal, dependiente del Ayuntamiento de Cuenca, con la finalidad, igual que en los demás sitios del planeta, de proporcionar entretenimiento, disfrute, cultura y alegría al público asistente al escuchar los sonidos surgidos armoniosamente de los instrumentos de viento y percusión. Ya no se hacía una utilización de las mismas, como en la antigüedad, de arma frente al enemigo que con sus instrumentos y notas elevaban los deseos de combate y socavaban la moral del enemigo. Por este motivo las bandas de música hay quienes llegan a considerar sus inicios en la época de Servio Tulio (578-534 a.C), sexto rey de la antigua Roma.

Ya, a principios del siglo XX la Diputación Provincial, creyó conveniente la construcción de un kiosco de música en su jardines y en Comisión se dio lectura a un informe del arquitecto provincial el año 1903, sobre tipos de kioscos de hierro o madera que por entonces estaban proliferando en plazas y jardines de España.  Esta idea y deseo no se haría realidad en aquel tiempo y tuvieron que pasar aún casi diez años para que los conquenses pudieran contemplar el primer kiosco de música construido en la capital, justamente frente al edificio del Palacio Provincial en terrenos que el Ayuntamiento había cedido del jardín de “La Glorieta”.

El autor del proyecto de kiosco para la música fue el arquitecto provincial, Roberto García-Ochoa Platas; que por aquellos años iniciaba su carrera profesional con trabajos que solamente había realizado en Ocaña (su lugar de nacimiento) y Cuenca.

También proyectó García-Ochoa la plaza de Toros de Caballer, situada entre la carretera de Alcázar y la vía del ferrocarril, que funcionó de 1913 a 1920.

Posteriormente y ya establecido en Aragón sería un prestigioso arquitecto en España con importantes proyectos, verbigracia, la sede del Banco Zaragozano en la capital maña.

Siguió el arquitecto provincial en su proyecto el tipo convencional con estructura circular, ubicación en jardín y diseño para la colocación adecuada de los componentes de la banda, simétrico con relación a su eje central, sin paredes, con cubierta por una cúpula coronada en el exterior por una veleta sobre tres banderines de adorno situados sobre un casquete circular. Este sencillo pero funcional kiosco estaba rodeado por una rosaleda trepadora de diversos colores que daba vistosidad y fragancia al espacio musical.

El importe total de la construcción del kiosco fue de 2.153’53 pts, importe aprobado en el pleno celebrado de la Diputación Provincial y su inclusión en el presupuesto de 1913 con el voto en contra del diputado Joaquín Escribano.

Se inauguró el kiosco por las autoridades y con gran concurrencia de público el domingo 18 de agosto de 1912 (que se puede observar en la fotografía que ilustra este artículo realizada por Cesar Huerta Stern, abogado y alcalde que fue de Cuenca en 1930). Estaba prevista su inauguración tres días antes coincidiendo con la festividad de la Asunción de la Virgen, pero debido a la falta de iluminación de los jardines sufrió esa pequeña demora.

El concierto inaugural de la banda provincial dirigida por el recordado maestro Nicolás Cabañas Cabeza deleitó al público congregado con cuatro piezas de su repertorio, que por orden de interpretación fueron:

1º.- “Gente menuda”, música del maestro Joaquín (Quinito) Valverde Sanjuán del sainete lírico en dos actos de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez estrenado en 1911 en el Teatro Cómico de Madrid con gran éxito. Era una pieza sin pretensiones, popular, sencilla y con el fin de entretener.

2ª.- “La Casta Susana”, del músico y director de orquesta y compositor alemán Jean Gisbert (su verdadero nombre era Max Winter).

3ª.- “Molinos de Viento”, del compositor de zarzuelas Pablo Luna, estrenada en Zaragoza en 1911.

4ª.- “Suspiros de España”, popular pasodoble del jienense afincado en Cartagena, el maestro Antonio Álvarez Alonso, estrenada diez años antes en esta última ciudad.

Como puede observarse el maestro Cabañas, apasionado por la música hasta su fallecimiento en febrero de 1948, estaba al tanto de las novedades que se ofrecían para incluirlas en su repertorio de la banda que dirigía y que eran del agrado del público.

A este concierto de inauguración se sucedieron otros, para solaz y entretenimiento de los ciudadanos, que principalmente en las tardes-noches veraniegas alternando con paseos por el cuidado jardín de La Glorieta,  y otras funciones de música a cargo de la banda municipal, hasta que el Ayuntamiento realizó en el Parque de Canalejas (hoy de San Julián) el kiosco que aún hoy cumple su función, de planta octogonal y azulejos del ceramista Miguel Larrañaga, que hoy están en lamentable estado y exigen urgente restauración.