Antonio Rodríguez Saiz
LA COMPRA DE LA TORRE DE SAN GIL Y EL JARDIN DE LOS POETAS
Antonio Rodríguez Saiz - Cuenca, Febrero 2018
En el siglo XV la ciudad de Cuenca tenía catorce parroquias; a ello había que añadir conventos de frailes y monjas, ermitas y la catedral. Así se mantuvo durante varios siglos; mucho tiempo después el célebre escritor Baroja diría en su obra: “La Canóniga”, cuya historia transcurre en Cuenca que “con este cargamento místico no es fácil que pudiera moverse libremente”. Una apreciación personal y respetable de don Pío.
Una de las iglesias situada, entonces, en el centro de la pequeña ciudad amurallada fue la iglesia parroquial de San Gil, dedicada al santo ateniense, que dio nombre al barrio de marcada tipología popular.
De la primitiva iglesia no tenemos suficientemente número de datos. Muy escueta es la contestación, que sobre ello, da en abril de 1787 el párroco de la misma, Juan Antonio de Eguiluz en el cuestionario que había enviado por mediación del obispo de la Diócesis, Felipe Antonio Solano, de no buen recuerdo, para que el geógrafo, Tomás López elaborase su conocido Diccionario Geográfico de España; en una de sus respuestas el párroco citado se refiere a la primitiva iglesia de San Gil indicando que “era de figura deforme y débiles paredes y su techo a excepción de la torre”.
No es extraño que con el curso del tiempo se procediese, a prácticamente, su demolición y se reedificase (1756-1758), “de buena arquitectura y materiales con limosna que dio para este fin el Ilmo. Sr. Don Josef Flores Osorio según se ve en el mencionado cuestionario contestado por el párroco Eguiluz, ampliando la información en el sentido de considerar el nuevo templo parroquial de muy hermoso, decente y firme. Como dato interesante informa que en uno de los altares colaterales, el mayor de ellos, se ofrece a la veneración y culto una imagen de escultura de medio cuerpo “del paso de Ecce Homo muy primorosa y de gran devoción en el Pueblo y sus Contornos”.
Esta iglesia fue el primer lugar donde estuvo colocada la imagen de la Venerada Hermandad del Santísimo Ecce Homo (de San Gil) que posteriormente pasaría, por este orden, a las iglesias de San Juan Bautista, San Andrés y finalmente se venera en la iglesia de la Virgen de la Luz (única de propiedad municipal abierta al público); todos los traslados motivados por la situación ruinosa que se encontraban las iglesias reseñadas.
En la actualidad solo se conserva de la iglesia de San Gil, la torre y portada del atrio, esta de piedra con dovelas flanqueadas por pilastras y con un pináculo de piedra en su parte superior. Su reja está fechada en el año 1897.
La torre de la iglesia de San Gil fue realizada, igual que la portada plateresca de ella, por el arquitecto vizcaíno Pedro de Alviz; su primera obra en Cuenca, junto con su hermano, fue el Puente de San Pablo. Coincide aquellos años de la ejecución de la torre y portada, según la investigadora Mari Luz Rokiski con la falta de obras del arquitecto (1535-1543).
La planta de la torre de San Gil es cuadrada con una altura de 24 metros y medio tomadas las medidas desde su punto más bajo hasta la cornisa, rematada con cubierta de tejas a cuatro aguas y unas superficie útil de 133,20 metros cuadrados.
Tiene acceso la torre al jardín de planta poligonal irregular con un espacio total de 567,57 metros cuadrados.
Todos estos datos me fueron facilitados amablemente hace años en el estudio de arquitectura de los hermanos León Irujo.
Desde este espacio, esplendido balcón natural, se divisa el comienzo de la Hoz del Huecar, Cerro de Socorro y el popular barrio de Tiradores.
Es conocido por el nombre de Jardín de los Poetas por acuerdo municipal; en él tuvo lugar el memorable acto poético (9-9-1956) de homenaje al escritor Luis Astrana Marín nacido en Villaescusa de Haro, ya descrito en varias y reiteradas ocasiones.
Desaparecida la iglesia a finales del siglo XIX, el obispado como propietario de la torre, jardín adyacente y portada de acceso resolvió vender todo ello en pública subasta; regía la Diócesis de Cuenca el prelado, Pelayo González Conde.
El resultado de ello, fue la adjudicación el 13 de agosto de 1896 a Antonio Hortelano Poveda que pasó a ser su dueño, perteneciendo en propiedad a la familia Hortelano hasta el año 1956 cuando el Ayuntamiento conquense acuerda comprar todo ello a las herederas de Amparo Hortelano, soltera, fallecida sin descendencia directa, de buena posición económica con tres personas a su servicio en su domicilio de la calle Alfonso VIII.
Por mandato de sus herederas, residentes en Madrid, compareció ante la alcaldía su representante, Paulo Amo Perpiñán y “ofrece en venta al Ayuntamiento de Cuenca, la torre de San Gil, con un jardín anexo”.
Esta oferta fue estudiada por la Corporación Permanente Municipal el día 17 de febrero de 1956 bajo la presidencia del alcalde, Jesús Moya Gómez, actuando de secretario, Cayo Conversa Muñoz que lo era por acumulación.
Se pronuncia así la Comisión “teniendo en cuenta lo muy interesante que resultaría la conservación de la torre único vestigio que queda de la desaparecida iglesia de San Gil, y que el jardín podría ser abierto al público después de arreglado”.
El Ayuntamiento pleno conforme a este parecer, considerando conveniente llevar a efecto la compra para evitar con ello la desaparición de esta torre y vistos los informes técnicos, encontrando justa la valoración, por unanimidad acuerda realizar la adquisición de este inmueble con un jardín en la cantidad de 60.000 pesetas satisfaciéndose tal importe así como los derechos corredor de fincas señor Amo que ascienden a 900 pesetas con cargo a la partida 2ª del artículo 2º de capitulo XI del presupuesto ordinario de gastos de corriente año”.
Después de esta compra se recibiría otra oferta para la adquisición, por parte del Ayuntamiento, de una casa jardín con entrada por la calle Alfonso VIII y bajo colindante con el Jardín de los Poetas, por 50.000 pesetas que el Consistorio considera, al comenzar el año 1957 que se debía recabar informe, antes de tomar decisión del arquitecto municipal, Eduardo Torallas procediéndose a su estudio en sesión extraordinaria, transcurrido medio año, el 8 de septiembre de 1957 (punto 3º: Adquisición de un solar ampliación del Jardín de los Poetas”) considerando el Pleno Municipal interesante la oferta, en cuánto el solar, para su posterior ampliación del jardín pero fijando la cantidad de compra, según el informe-valoración del arquitecto en 18.248, 96 pesetas “dándose cuenta del presente acuerdo al propietario para que manifieste su conformidad con el mismo” o en otro caso proceder a la expropiación forzosa de la finca.
Al haber transcurridos tres meses sin recibirse respuesta por parte del propietario sobre la conformidad o no de la propuesta se entendió, en Pleno, que no estaba de acuerdo con la misma y se encargó al arquitecto municipal la redacción de un proyecto de ampliación del jardín y poder iniciar así el correspondiente expediente de expropiación.
En 1957 se aprobaron proyectos y pliegos de condiciones para obras de reconstrucción de la Torre de San Gil y Biblioteca; se adjudicaron las obras y en 1959 se considera que puede abrirse al público, siguiendo la sugerencia hecha por el ingeniero de montes municipal al estar concluidos los trabajos de limpieza y jardinería que daba fin al proyecto ejecutado.
De aquellas fechas, hace medio siglo, a la actualidad han sido variadas sus vicisitudes, sucesos prósperos o adversos; otro tiempo que sobrepasa mi propósito, por ahora de describir y analizar.