Antonio Rodríguez Saiz
EL PUENTE EN EL BARRIO DE BUENAVISTA SOBRE EL RIO JÚCAR
Antonio Rodríguez Saiz - Enero 2019
¡POR FIN LLEGÓ EL DIA!. Era la frase más pronunciada por los ciudadanos conquenses el sábado 22 de julio de 1978, en plena canícula. Importante fecha para la ciudad que asistía a la inauguración del ansiado y deseado vehementemente, durante varios lustros, al nuevo puente de acceso a Cuenca sobre el rio Júcar, con un coste de la obra aproximado de trescientos millones de pesetas, incluidas las expropiaciones. Se cumplía así, como digo, una necesidad demorada y alargada durante años: la entrada recién construida a la capital de la provincia una de las carencias, hasta el momento presente, más importantes que soportaba.
Haciendo historia recordamos que ya en 1941 la dirección general de la Vivienda encargó al arquitecto, Manuel Muñoz Monasterio un proyecto de Ordenación de la Ciudad de Cuenca que sería aprobado cinco años más tarde. El mismo se refería, entre otras deficiencias de la capital, en su punto 6º al “incomodo y único acceso desde Madrid por el puente de San Antón e insuficiencia de la calle Colón como travesía, con frecuentes puntos de estrangulación y falta de visibilidad” y planteaba una solución “previniendo uno nuevo, con puente sobre el rio Júcar en dirección al edificio de La Normal”, hoy convertido en solar.
Tendría que transcurrir bastante tiempo para que se comenzase a columbrar la realidad de ejecutar el nuevo puente sobre el rio Júcar que viniese a aliviar de tráfico al antiguo de San Antón que, de tanta utilidad había sido hasta el momento presente y testigo de nuestra historia que aún permanece ligeramente ensanchado y mejorado. Un momento especial de esperanza fue cuando el Diario de Cuenca (27-9-1973) reproducía una carta que el director general de Carreteras y Caminos Vecinales del ministerio de Obras Públicas, Leopoldo Doadrio López había dirigido al presidente del Tribunal Supremo y consejero nacional por la provincia, Francisco Ruiz Jarabo y Baquero (n. Garcinarro) donde le informaba que el nuevo acceso por la carretera nacional -400 había sido aprobado técnicamente en esa fecha : “Variante con obra de fábrica especial entre los p.k 80,6 de la CN-400 de Toledo a Cuenca y Avenida República Argentina”.
En el mismo escrito comunicaba el proceso a seguir que consistía en someterlo a información pública para que aquellas entidades y propietarios particulares que se considerasen afectados por el trazado que se proponía, en base a ello, tomar la mejor decisión posible, teniendo en consideración el interés general.
Un año después, al inicio del otoño, en Consejo de Ministros se aprobó la obra cuyas características principales eran:
El proyecto fue redactado por los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Carlos Fernández Casado y Francisco J Manterola Armosen, catedráticos, que fueron de la Escuela Superior de Ingenieros, famosos proyectistas especializados principalmente en diseños de puentes. Las obras del puente y acceso fueron dirigidas por el ingeniero, Sandro Rocci Bocaleri, italiano de nacimiento y nacionalizado español que pertenecía a la empresa adjudicataria Entrecanales y Tavora S.A.
El año 1974 se presentó el proyecto en la Casa de Cultura (Biblioteca Pública del Estado “Fermín Caballero”), con exposición de dibujos y maquetas.
Una vez adjudicadas las obras a Entracanales y Tavora, ésta instaló sus casetas y cartel anunciador en la avenida San Ignacio de Loyola, calle que enlaza con la avenida República Argentina. A principios de 1975 ya se veían excavadoras realizando trabajos en el final de esta calle y barrio de Buenavista donde hubo que expropiar algunos edificios y derribarlos. Mientras se estudiaba el paso elevado para enlazar el barrio.
La empresa acometió la obra del puente en las dos vertientes del rio simultáneamente y daba lugar a una insólita gran visión a los conquenses que la contemplábamos.
En un principio se rebajaron los rasantes hasta alcanzar las cotas previstas para el alzado del nuevo puente que tiene un peso total de 12.629,987 toneladas. Las pilastras se construyeron aprovechando la bajada del nivel de las aguas del Júcar y seguidamente se hizo el tramo de autopista desde el punto de arranque hasta su unión con la avenida República Argentina.
A principios del año 1978, el día 21 de febrero, alrededor de las 9,30 h de la noche, llegó a Cuenca procedente de Guadalajara el ministro de Obras Públicas y Urbanismo, Joaquín Garrígues Walker, acompañado de un nutrido número de altos cargos de su departamento que compartieron cena en el restaurante Togar con miembros de comité ejecutivo provincial de U.C.D y posteriormente al día siguiente se desplegó una intensa jornada de trabajo en el Gobierno Civil y Diputación, muy beneficiosa para la provincia de Cuenca. Visitó el ministro Garrígues y autoridades las obras del nuevo acceso a Cuenca que estaban en fase ya muy avanzada; la comitiva fue informada ampliamente por parte de los técnicos de Entrecanales y Tavora con detalles en planos, fotos y proyectos colocados en un gran panel.
El final estaba muy próximo y, así en el pleno de la Comisión Provincial de Gobierno (16/6/78), el delegado provincial de Obras Públicas y Urbanismo –así lo recoge la prensa- informó de la práctica terminación de las obras y la redacción añadida de un proyecto complementario para una adecuada realización del talud en la margen derecha (entrada) del nuevo puente sobre el Júcar y acondicionamiento del camino al barrio de Buenavista, de gran necesidad para habitantes y transeúntes de este espacio.
El día anterior a la inauguración del nuevo puente y acceso a Cuenca se verificaron unas pruebas de carga, a valorar por los técnicos, para ver su resistencia, fortaleza y potencia; operación llevada a cabo desde las 7 de la tarde hasta las 10 de la noche.
Sobre la estructura de la obra de ingeniería, se colocaron 13 camiones en diferentes direcciones que en total arrojaban un peso de 360.000 kg. El público que presenció esta prueba y ensayo quedó sorprendido, aún se recuerda, ante la espectacular visión. El puente cedió 7 cm que según el periódico local era el “margen de elasticidad que entra dentro de lo previsto”.
Al ser el resultado de la prueba favorable, según los técnicos, procedieron a su aprobación en presencia del delegado provincial de Obras Públicas y Urbanismo, Andrés Villalobos Beltrán y el ingeniero, Salvador Guardia Jiménez.
No deja de extrañar la forma de realizar el acto de inauguración del nuevo puente y acceso a Cuenca el día 22 de julio de 1978, como se ha indicado anteriormente. No es habitual –antes y ahora- que en una obra tan importante y costosa para Cuenca el número de autoridades presentes en el acto fuese tan exiguo y escaso aunque, eso sí, lo primordial era la feliz realización de la obra.
Según la interesante fotografía de Texeda, que recoge ese momento, asistieron al acto el gobernador civil Antonio Casas Ferrer; concejal Balbino Noeda Sansegundo, en representación del ayuntamiento; delegado provincial de Obras Públicas y Urbanismo, Andrés Villalobos Beltrán; ingeniero y anterior delegado, Salvador Guardia Jiménez y el director técnico responsable de su ejecución .
Los automóviles de las autoridades circularon sobre el nuevo trazado hasta el inicio del puente donde estacionaron sus vehículos y continuaron el trayecto a pie hasta la avenida República Argentina donde presenciaron la llegada de los primeros vehículos que por allí transitaban. Eran aproximadamente las 10 de la mañana.
Se daba así por inaugurada esta gran obra tan necesitada e imprescindible en Cuenca, no me importa repetirlo una vez más, que hoy disfrutamos y sirve para descongestionar el insuficiente acceso por el puente de San Antón.
Suele acontecer, en gran parte de las obras, que se proceden a su inauguración sin estar plenamente ejecutadas y finalizadas aunque, no es óbice y obstáculo, para su utilización. Ello sucedió en ésta pues, como señala Diario de Cuenca en aquella fecha, estaban sin acabar y rematar las barandillas, aceras, semáforos, iluminación, muros de sujeción del desmonte del barrio cuyo diseño había contado con la colaboración del gran artista conquense, Gustavo Torner, enlace bajo el puente de la Fuensanta y otros detalles accesorios.
A todo ello hay que añadir el ensanche de la calle, hoy llamada avenida Castilla la Mancha y elevación del puente de ferrocarril que estaba en tiempo de ejecución para mejorar y facilitar el tráfico especialmente de camiones y vehículos pesados, derivados de la continua circulación generada, principalmente en el cruce de Cuatro Caminos, así conocido.