Los parajes de las Hoces, los mejores lugares para vivir jueves lardero

Antonio RODRÍGUEZ SAIZ Gaceta Conquense nº 135 de 1987


Es una jornada esperada. De año en año se va pasando la ilusión (no olvidando), que es mayor cuanto más jóvenes somos, aunque no sólo ellos participan y disfrutan en esa fecha; pero eso sí, son los más dinámicos, activos, alegres y protagonistas en esa tarde lardera.

Antigua tarde del día de Jueves Lardero que tanto y ya tantas veces hemos disfrutado muchos y que la inmensa mayoría tal vez, seguimos en su recuerdo y aún participando.

Pero ¿qué es la fiesta del Jueves Lardero? Con el adjetivo lardo, el Diccionario de la Lengua Castellana de 1732, dedicado al rey Felipe V, -el mismo que dieciocho años antes fundase por Real Cédula la Real Academia de la Lengua-, nos dice que es "Eptheto que fe da al jueves que antecede al Domingo de Carnestolendas. Pudo llamarse afsi por fer efte día en que regularmente abundan las cocinas de todo género de viandas y fe galfa más tocino y manteca que en los ordinarios".

Y es que cuando la cuaresma, (tiempo de ayunos y penitencias, que comprende desde el miércoles de ceniza o corvillo) tan antigua como el Evangelio, se aproxima con su aldabonazo de recuerdo o invitación a pensar lo que somos y seremos, se celebra esta simpática fiesta, muy especialmente en Cuenca, donde ir al campo es algo lógico, normal y hasta necesario, sin importar el tiempo, no siempre amable y facilitador de la excursión y merienda campestre. Pero es igual; se sale en grupos de amigos o familiares más o menos numerosos y hasta no es infrecuente iniciar nuevas amistades.

 

JUEVES LARDERO O "JUEVES GORDO"

Aunque la denominación más corriente para definir este día es la de Jueves Lardero, también se le conoce por Jueves Gordo, pero por estas tierras nunca se le llama de esta segunda forma. Y pese a que lardero es una palabra arcaica y anticuada es en Cuenca algo normal y se dice sin ningún esfuerzo.

Lardero es palabra antigua en el idioma castellano, proveniente de lardo y esta a su vez del latín lardum: "... agora se llama lardo y es lo que se guarda en casa de la grosura más firme del puerco". Es pues, gordo, tocino o unto su verdadero significado, manjar básico y central para celebrar ese día, antesala y carnestolendas (tres días anteriores al miércoles de ceniza o corvillo) donde hay fiestas, bailes y regocijos.

f<Llegado el primer día el miércoles corvillo en las casas donde entra no deja canastillo ni bandeja, ni cesta, fuente, ni cantarillo que no lo lave todo, sobre limpio lebrillo".

Este día, Jueves Lardero, anterior al carnaval, y que alude al lardo (tocino), del que, se hacía buen consumo ante la inminencia de las cercanas fechas que llevan consigo los ayunos de Cuaresma, ya aparece en el "Libro de Buen Amor" (seguramente antes llamado "Libro de los Cantares") de Juan Ruiz, arcipreste de Hita y figura importante en la literatura española del siglo XIV, en la pelea que mantiene Don Carnal con doña Cuaresma, en el desafío que ésta le hizo.

"Estando yo  en  la  mesa,  con  Don Jueves Lardero entregome dos cartas un rápido trotero"

Y lo mismo ocurre al recordar como lardo se refiere en la versión original, del arcipreste de Hita (por cierto encarcelado por orden del conquense Gil de Albornoz, cuando ocupaba la silla arzobispal de Toledo):

"Fue con él a una casa et diol mucho queso mucho tocino lardo que non era salpreso enjundias e pan coho sin ración e sin peso"

Entiéndase, además, que el día de Jueves Lardero es sinónimo de regocijo, alegría, amistad, de excusa para ir al campo, que ya empieza a desesperazarse, y así pasar un rato más en contacto con la Naturaleza que de costumbre.

Cuenca, tan pródiga en lugares bellos y apacibles, es reclamo y recuerdo de arribada fiel y no fija de la fiesta; por tanto, no hay olvido para ella.

LAS FUENTES, LUGARES IDEALES PARA MERENDAR

En ese día, las carreteras, caminos y veredas que llegan y salen de la ciudad se pueblan especialmente de jóvenes para disfrutar. ¡Ojala que de una libertad bien entendida! La mayoría de las veces se va al lugar andando, eso es lo bueno y típico; el cansancio y la fatiga también esta vez colaboran, y hay que pisar los recónditos parajes de nuestros alrededores, que aún muchas veces afortunadamente- son casi inaccesibles, llegar a ellos de otro modo, para desde allí ver mejor el azul, el verde de los ramajes, y para que el agua transparente pueda seguir diciendo con su cantinela serrana que, pese a todo, es incolora.

Y algunos se llegan hasta el pinar de Jábaga, carretera de Palomera, dehesa de Santiago, playa arriba, hocinos, Cueva de la Zarza o el Socorro, y mil parajes más tan excelentes y cercanos; porque siempre al caminante se le descubre algo inédito y para él inexplorado.

Pero yo creo que en Jueves Lardero se llevan la palma las visitas que reciben las fuentes que circundan Cuenca. Y trepan hasta la fuente del Canto, o se llegan a la de Martín Alhaja, mientras otros se aposentan atrás en la del Batán o del Rey, compañeras, vecinas del río madre, al tiempo que muchos llegan a Mirabueno. Y hasta habrá algunos que irán con sus hijos a indicarles dónde está -¿o no?- la fuente de la Teja, y recordar aquellos domingos veraniegos, lugar de cita de las familias conquenses de hace años.

Ya asoma el Jueves Lardero; que se prepare la merienda, que llegue el día y se pase lo mejor posible. ¡Que no decaiga esta fiesta y se conserve, sana como antaño!.