EL CAMBIO DE LA FERIA Y FIESTAS DE SAN JULIAN AL MES DE AGOSTO (1964)

Antonio Rodríguez Saiz - Agosto 2018 -


 

 

Es un dicho en Cuenca, desde hace varias centurias, que “En San Julián de enero se hiela el agua en el puchero” debido a que el II obispo de la diócesis de Cuenca, patrón de ella falleció el 28 de enero de 1208 y en su honor, ese mes primero del calendario se celebra su festividad. Las temperaturas en la ciudad y provincia de Cuenca son bajas, hay nevadas, hielos, lluvias y otros fenómenos atmosféricos que impedían la llegada de visitantes de los pueblos, especialmente los más cercanos, añadido a ello que en los actos de culto que se celebraban en el templo catedralicio, en recuerdo del obispo, Don Julián ben Tauro, disminuyese la asistencia de fieles. Razones que hicieron preocupar a las autoridades del momento para llegar a un acuerdo y solicitar al Sumo Pontífice que la fiesta religiosa se celebrase el 5 de septiembre.

Estas autoridades conquenses en 1551 eran: el obispo de la diócesis, Miguel Muñoz, nacido en el pequeño pueblo de Poyatos, en la Serranía de Cuenca que al mismo tiempo era presidente de la Real Chancillería de Valladolid, donde vivía gran parte del año; Deán y Cabildo de la catedral; Manuel Ponce de León, Corregidor y Justicia Mayor de la Ciudad de Cuenca y su Tierra por Su Majestad, en cuyo nombre ejercía la jurisdicción, y por último los regidores encargados del gobierno de Cuenca.

Tuvo rápida respuesta la solicitud enviada desde la ciudad y así por Breve del Papa Julio III  de 5 de junio de 1551 (se conserva en el archivo de la catedral, escrito en una hoja de pergamino) que traducido al castellano dice: “transferimos la fiesta de San Julián y su celebración con todos sus Privilegios e Indulgencias a 5 de Septiembre, en el cual día de aquí en adelante, por todos los tiempos que vendrán, vosotros y lo amados hijos el Clero y pueblo de la Ciudad, y Obispado ya dichos, seáis obligados a celebrar la dicha fiesta de el Bienaventurado San Julián”.

Hay que diferenciar los festejos religiosos (1551) de los profanos desde 1879.

Así, durante años, se han celebrado en septiembre la Feria y Fiestas de San Julián, con la natural alegría y regocijo, día de descanso, interrupción del trabajo, presencia de forasteros y conquenses que viven fuera durante el año y cultos al Patrón y II obispo de la diócesis.

Hubo un primer intento frustrado para cambiar los días de fiesta en Cuenca; fue el año 1946 cuando su alcalde, José Domínguez Díaz de la Cuesta en Pleno hizo una propuesta para que se trasladasen la fiesta a principios del mes de junio y así coincidir con aquellas que se celebran en honor de la Virgen de la Luz, Patrona  de la capital.

No parece que fuese compartida por los concejales la propuesta del alcalde y “queda sobre la mesa”, no haciendo mención a ello en actas siguientes.

Iban pasando los años y estaba latente en algunos ciudadanos el deseo de adelantar las fiestas mientras que otros, por el contrario, optaban por que se debían mantener en la misma fecha que se venían celebrando (mes de septiembre). Dos posturas que, en la actualidad, aun se escuchan.

Y así se llegó a la fecha de 30 de diciembre del año 1963, cuando se celebra Pleno Extraordinario por parte del Ayuntamiento de Cuenca, bajo la presidencia del alcalde, Rodrigo Lozano de la Fuente, donde en el punto 3º a) figura para debate y aprobación, si procede “Propuesta de la Comisión Municipal de Festejos, sobre cambio de fechas Fiestas de San Julián”, que había concluido sus trabajos sobre este asunto el pasado 21 de diciembre, con unanimidad de los miembros presentes.

            Esta amplia Comisión estaba formada por los siguientes miembros:

  • Antonio Lozano López, teniente de alcalde que actuaba de presidente.
  • Mariano Castellanos Mercedes, concejal.
  • Gregorio de la Llana Polo, concejal.
  • Ángel Martínez Soriano, concejal.
  • Vicente Navares Escanciano, canónigo en representación del obispo de la diócesis.
  • Aristeo del Rey Palomero, canónigo magistral, en calidad de presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa.
  • Mariano Echavarría Ramos, en representación del delegado provincial de Sindicatos.
  • Pedro Torres Pacheco (propietario del Figón de Pedro) representante de la delegación provincial de Sindicatos.
  • Román López Molina, ídem.
  • Maximiliano López Llandres, ídem.
  • Narciso Díaz Recuero, ídem.
  • Lorenzo Díaz, ídem.
  • Francisco Merencio Fernández, ídem.
  • José de León Huete, ídem.
  • Francisco Catalina Morales, representante de la CDS.

Habían considerado y llegado a la conclusión que era mejor el cambio de fechas teniendo en cuenta que:

  • La frecuencia de lluvias deslucía los festejos al aire libre en los días de septiembre.
  • Muchos conquenses, que no residían en la capital, si estaban en la ciudad durante las vacaciones de verano.
  • Al cambiar la fecha se hacía coincidir los festejos tradicionales con los Festivales de España elevando – decían- el nivel artístico y cultural de la capital y provincia.
  • Señalaba la Comisión Municipal de Festejos y se pronunciaba “EN EL SENTIDO DE QUE SE ANTICIPE LA FECHA DE LA CELEBRACION DE LA FERIA Y FIESTAS DE SAN JULIAN, SEÑALADO PARA ELLO, LOS DIAS 20 AL 28 DE AGOSTO DE CADA AÑO”.

 Por parte del Ayuntamiento Pleno teniendo en consideración las razones y argumentos de la Comisión “ACUERDA POR UNANIMIDAD LA PROPUESTA; Y QUE POR DICHA COMISION SE PROPONGA EL PROGRAMA DE FESTEJOS Y LA FORMA DE LLEVAR A CABO EL CUMPLIMIENTO DE ESTE ACUERDO”.

En el mismo punto del orden del día, apartado b) se informó sobre el fallo del Concurso de Carteles para anunciar la próxima Semana Santa del año 1964 y por unanimidad –no sé si habrá ocurrido más veces-  se conceden dos premios iguales por importe de 7.000 pesetas para aquellos presentados por Julián Grau Santos (lema “Escabas”) y Leonor Culebras Fernández (lema “Soledad”); por ello se tuvo que incrementar la cantidad que estaba destinada a premiar al vencedor. Los dos carteles premiados tendrían una tirada igual en el número de ejemplares a editar.

          

  Así fueron las Fiestas en el mes de agosto.

El cartel anunciador fue obra del pintor y músico conquense, Alfonso Cabañas Cabeza.

Hubo algunas novedades con respecto a fiestas anteriores:

El día 20 tuvo lugar el primer desfile de carrozas, patrocinado por el ayuntamiento, idea del concejal Manuel Martínez Carrascosa.

Participaron en el desfile siete carrozas, una del ayuntamiento que lógicamente no entraba en concurso. Obtuvo el primer premio (10.000 pesetas) la carroza presentada por el Barrio “Obispo Llapana”; representaba un gran canastillo de mimbre alusivo al trabajo artesano conquense. El fallo del jurado tuvo lugar en el Circulo de la Constancia con el “Baile de la Prensa” en honor de la Reina de las Fiestas, Maria del Carmen Ruiperez Polo y su Corte de Honor.

El pregón de las Fiestas fue pronunciado por el crítico teatral y escritor, Alfredo Marquerie, quien diez años después fallecería en Minglanilla, junto a su esposa, en accidente de tráfico.

La Compañía Lirica “Amadeo Vives” creada por el director y empresario teatral, José Tamayo Rivas puso en escena en el Parque de San Julián, con éxito, la zarzuela “Katiuska” del compositor Pablo Sorozábal (su obra más conocida), dentro del programa de los Festivales de España que finalizaron en la iglesia de San Miguel con un concierto del famoso guitarrista clásico, Narciso Yepes, creador de las diez cuerdas.

Por primera vez se presenció en Cuenca una carrera de karts, competición desconocida en la ciudad, con una docena de participantes.

A continuación de esta modalidad deportiva se celebró una gymkana motorista organizada por el Vespa Club de Cuenca quedando en primer lugar el campeón de España de 1962, el conquense Miguel López-Caniego Palacios.  Era un autentico placer  ver sus actuaciones.

Completó las Fiestas un excelente cartel de toros con estos diestros: el alicantino Francisco Antón, “Pacorro”, Manuel Benítez, “El Cordobés”, la figura del momento y Antonio Bienvenida que, por estar herido, fue sustituido por el torero mejicano Gabriel España, que había confirmado en Las Ventas la alternativa, siendo su padrino el torero conquense Luis Alfonso Garcés. El diestro Gabriel España moriría asesinado en Veracruz en 2011.

Este excelente cartel, especialmente por el anuncio de la presentación en el coso conquense del matador de toros “El Cordobés”, hizo que hubiese lleno total en la plaza de toros (8.438 localidades); pero a lo largo de la tarde taurina (día 23) se oyeron muchos pitos a los matadores en desaprobación a las faenas realizadas, aviso y un numero inusual de descabellos, solamente “El Cordobés” cortaría las orejas en su primer toro.

Transcurridos varios días después de la finalización de la primera Feria y Fiestas de San Julián celebradas en Cuenca el mes de agosto, la Comisión Municipal de Fiestas y el Pleno del Ayuntamiento se ratificaron en la decisión tomada de adelantar las fiestas a este mes –acuerdo total- se dijo, sin que fuese óbice para que algunos ediles se inclinasen por estudiar otras opciones: verbigracia, unificar las fiestas de la Virgen de la Luz, Alcaldesa de Honor de Cuenca y del Obispo San Julián, ya suscitado en 1946 como se ha dicho anteriormente, de esta forma se tendrían diez días festivos de verdadera categoría. Algún concejal consideró que se podrían llamar “Ferias del Verano”, o bien “Ferias de Agosto” no incluyendo el nombre de San Julián por no proceder; daba el edil a entender que aunque las fiestas eran en honor del santo había faltado el aspecto religioso, anunciando sobre el particular, Rodrigo Lozano Alcalde Presidente de la Corporación Municipal que el próximo año habría misa de pontifical en honor del Santo Patrón.Se analizó en Pleno errores observados con el fin de evitarse en años siguientes, mostrando especial hincapié en la elección de un espacio más adecuado para la Exposición de Maquinaria Agrícola e Industrial que esta edición se había instalado en la parte posterior de un circo, entre varias jaulas de leones, con el añadido de falta de iluminación en el recinto destinado para la exposición.

No faltó tampoco la propuesta de un concejal para que se celebrase una novillada.

Han transcurrido varias décadas desde aquella decisión tomada y el acuerdo sigue en vigor celebrándose con normalidad y alegría en el mes de agosto y como decía cuando tuve el honor de ser pregonero de ellas (1988) hace 30 años, rompiendo con la vida diaria, quebrando nuestro acontecer durante unas fechas, volviendo el ayer a nuestro encuentro para participar en los actos religiosos y profanos que se ofrecen en estas fiestas para dar paso a la alegría, diversión y convivencia que es también respeto a Cuenca y a los que en ella vivimos, esparciendo animo y espíritu, haciéndola más agradable en el trato y condición.

Sigamos disfrutando de ellas pero, eso sí, nunca mejor el dicho aquel que cada uno cuenta la fiesta como mejor le va.

Y a ti, amable lector, ¿Qué te parece el cambio de fecha?