LA LLEGADA DEL ALUMBRADO ELÉCTRICO PÚBLICO A CUENCA

Antonio Rodríguez Saiz

 

Existen fechas en la historia de los pueblos que el progreso y discurrir del tiempo y otras circunstancias las hacen sucumbir al olvido. Sin embargo, marcaron un hito importante en su vida.

Una de ellas, aunque humilde, dentro de la abundancia de sucesos históricos importantes acaecidos en Cuenca es el 1 de abril de 1892, cuando se inaugura el alumbrado eléctrico público que, sin duda, ayudó y colaboró en el bienestar de los ciudadanos.

Comillas, histórica villa pesquera de Cantabria, fue la primera ciudad que tuvo en España alumbrado eléctrico público (1881) inaugurado por el marqués de Comillas, Antonio López López. Se engalanaron las calles y se pusieron en funcionamiento 30 farolas en la calle por donde se accedía al castillo cuya portada también estaba iluminada.

Bien es cierto hay quienes sostienen que al ser pagado por el marqués no puede ser considerado alumbrado público y en ese supuesto el honor sería de Jerez de la Frontera (mayo, 1890).

En relación con el interés de los regidores conquenses sobre el establecimiento de este conveniente y necesario servicio queda de manifiesto en el pleno municipal de 3-9-1889 donde se comisiona al teniente de alcalde, Santos Fontana para que se desplace a la capital de España con el encargo de mantener contactos y realizar gestiones “para instalar el alumbrado público por medio de la luz eléctrica”, que hasta la fecha era con faroles de petróleo que encendían por la noche y apagaban a la salida del sol por los serenos del municipio, encargados igualmente, de pregonar el tiempo.

No sería hasta el 4 de mayo de 1891 cuando en el Consistorio presidido por el Alcalde-Presidente, Nemesio Piñango y Arcas se toma la decisión de “Establecer en esta capital y contratar en licitación pública, bajo las condiciones que se determinen, el suministro del alumbrado público por medio de la luz eléctrica” y posterior comunicación al Gobernador Civil, Manuel Cos Gayón, que realizó una buena gestión en la provincia, nombrado Hijo Adoptivo de la capital.

Después del redactado el pliego de condiciones, anuncio de subasta, publicación en el Boletín Oficial de la Provincia y Gaceta de Madrid se adjudicaron los trabajos de instalación del alumbrado al industrial conquense Valentín Mogorrón Belmar (n. Alberca del Záncara), propietario de la empresa productora de energía eléctrica que estuvo instalada en el edificio “Molino de Santiago” en la margen izquierda del río Júcar muy próximo al puente de San Antón (antes Puente del Canto). Edificio que, en principio y hasta la Desamortización del siglo XIX había sido propiedad de la Orden de Santiago, también fue propietario de un molino harinero.

No debieron sufrir demora los trabajos porque antes de finalizar el mes de febrero del año 1892, Valentín Mogorrón comunicó que estaban realizadas definitivamente las obras de instalación del alumbrado eléctrico de esta ciudad con 3.400 bujías distribuidas en las calles, Salas Consistoriales (3 salones), y oficinas municipales (casa contigua comunicada) añadiéndose poco tiempo después la Casa Cuartel de la Guardia Civil, en el antiguo convento de la Misericordia (fachada principal en Carretería), propiedad del Ayuntamiento.

Para comprobar el resultado de la instalación se valoró el informe emitido “por el Ingeniero Don Narciso Xifra manifestando que del examen practicado se desprende que el proyecto presentado por Don Vicente Mogorrón cumple con todas aquellas condiciones técnicas estipuladas en el pliego para la contrata del servicio del alumbrado público por medio de la luz eléctrica y con los demás requisitos indispensables de una buena instalación para la cual se cree en el deber de informar que merece aprobarse”.

Así se hizo ante la garantía que ofrecía el ingeniero industrial gerundense, Narciso Xifra Masmitja, cofundador de la Sociedad Española de la Electricidad (6º del mundo), de gran prestigio en sistemas de alumbrado de calles y otros, en España e incluso en el extranjero.

En sesión plenaria (25-3-1892) se tomó el acuerdo de fijar el día primero de abril próximo como fecha para comenzar el suministro público de la luz eléctrica.

Dicho pleno presidido por el Alcalde, Nemesio Piñango, contó con la asistencia del 3º Teniente Alcalde, Cecilio Castillo Sepúlveda, 4 concejales y el secretario, Timoteo Iglesias Mantecón.

Fecha histórica para Cuenca, repito el 1 de abril de 1892, con el comienzo del alumbrado eléctrico público en la capital como sustitución de las farolas de petróleo que, sin duda, mejorarían la luminosidad de sus calles y la seguridad de los ciudadanos reduciendo la delincuencia que, indudablemente, es más efectiva en la nula o poca visibilidad, donde se actúa con más libertad de movimientos indeseables.  Destacaba en aquellos meses que aquí estuvo la figura del Gobernador Civil, Juan de Madariaga y Suarez, conocido en ciertos ámbitos por “Coco de las gentes” por su excesivo celo en su forma de actuar.

Se firmó un contrato por doce años, el mismo día de la entrada en funcionamiento del servicio por ambas partes y una fianza de Mogorrón Belmar aportando 4 títulos de deuda perpetua representativos de 25.000 pts. nominales depositados como garantía de su contrato por la suma de 19.000 pts. efectivas que serían canjeados meses más tarde.

Cabe señalar que el alumbrado público, más en aquellos años, ha sido motivo de críticas al principio incluso mezclado con humor pues para indicar algún encendido o apagado de luz los conquenses de entonces decían: “Ha venido Mogorrón” o “Se ha ido Mogorrón”.

Aquel Alcalde, Nemesio Piñango y Arcas, antes Comisario Regio de la Provincia de Cuenca, puede apuntarse el buen proceder de su gestión al haber conseguido el alumbrado eléctrico para la ciudad pero tuvo que dimitir al finalizar el año por motivos de salud “con sentimiento de la Corporación Municipal al verse privado por los indicados motivos del concurso de tan estimado compañero”, haciéndose cargo de la Alcaldía el primer Teniente Alcalde, Germán Blasco Gómez de forma accidental hasta el nombramiento efectivo de primer regidor en la persona de, Sixto Lozano, el último día del año, varias veces referido. .

Mientras en el alumbrado público se continúa innovando e introduciendo novedades desde aquellas lámparas de aceite del siglo XVII hasta los paneles solares del siglo XXI.

 

Marzo 2022