AQUEL INTERES POR CONSERVAR NUESTRO PATRIMONIO

Antonio Rodríguez Saiz

La conocida por la guerra de los franceses y posteriormente por Guerra de la Independencia fue para los pacíficos habitantes de Cuenca unos años de miedo y desgracias que soportaron con dolor y sentimiento las tropelías de la soldadesca de Napoleón aunque, en honor a la verdad ,no debe olvidarse a los llamados “setenta moyanos” y “El Campesino” que también dejaron un recuerdo nada agradable en su estancia y tránsito en la pequeña ciudad que no llegaba a 8.000 habitantes y que aún vería reducida su población hasta el inicio del último tercio del siglo XIX.

Fue durante este tiempo cuando destrozaron el castillo y archivo, quemaron iglesias, hubo robos y saqueos con gran violencia e incluso muertes que provocaron, a veces, la huida de sus moradores abandonando desordenadamente la capital con abatimiento y humillación en búsqueda de un lugar más seguro.

Un suceso lastimoso y miserable, entre otros, fue la destrucción de la famosa custodia de la catedral (3-7-1808)   obra del reconocido orfebre conquense, Francisco Becerril.  Algunas de sus piezas de plata se encuentran en el Victoria and Albert Museum de Londres y como dato anecdótico dentro del conjunto de hechos deplorables, excúseme el lector, añadir que hasta el tambor de la ciudad que utilizaba el Peón público para los pregones y bandos fue igualmente destrozado por los soldados invasores.

Ante tanta desgracia u desolación quiero destacar, este es el motivo, un hecho para mi excelente e importante que me llama fuertemente la atención en aquel piélago de acontecimientos adversos y desventurados tomado del acta municipal con fecha 30-10-1813 que reproduzco en su totalidad.

“Este dia con merito a que las circunstancias son otras y que para varios asuntos se necesitan ala mano antecedentes y otros documentos de pertenencias y derechos dela Ciudad se trayga el archivo de papeles que en treinta y quatro caxones se empaquetaron y remitieron en el pasado año de 1810 al lugar de Bascuñana para evitar un incendio como se hubiera verificado ano haber tenido  el antiguo Ayuntamiento esta precaución pues los papeles poco utiles que quedaron por no poderse acomodar perecieron en una delas invasiones de manera que si quando el sitio hubieran estado en el  archivo se hubiera inutilizado  todo. Que los gastos se abonen de extraordinarios o si no cupiese su coste en lo señalado para   estos en el corriente se represente para su abono”

Acta de la sesión que aparece firmada por el alcalde, Feliciano Grande y el regidor más antiguo, Miguel Antonio de Arcas certificada por el secretario del Concejo, Pablo Román Ramirez. Asistieron, también los regidores Antonio Recuenco, Atanasio Felipe Piquero e Hilarión Muñoz.

Sin duda con este texto quedan de manifiesto dos datos a tener en cuenta En primer lugar que las tropas francesas habían dejado de ser un peligro para Cuenca, como lo era igualmente para la Nación, recordemos que el año 1813 sufrirían los invasores severas y decisivas derrotas (Vitoria. San Marcial) y concluiría con la marcha definitiva de España del ejercito de Napoleón

En segundo lugar, la excelente disposición y mérito del corregidor de la ciudad, Santiago Antelo y Coronel y regidores que tomaron la acertada decisión en el desventurado año de 1810 de trasladar al pequeño y cercano pueblo de Bascuñana de San Pedro, situado al Noroeste de la capital  la valiosa y rica documentación que se custodiaba en el archivo municipal para evitar su destrucción, como lamentablemente habría sucedido.

No figura en las actas, consultadas con detenimiento, la fecha exacta del traslado con acémilas ni tampoco porqué causa o razón se eligió este pueblo. Es fácil deducir que la ausencia de datos, probablemente, vendría ocasionado por el momento que pasaba la capital de la provincia y se haría de la forma más discreta y silenciosa posible, sin dejar pistas ni rastro a los enemigos. Bien pudo haber sido a principios del mes de junio (1810) cuando la población atemorizada y llena de miedo por tener conocimiento de la presencia cercana del ejército francés que al mando del general Lucotte regresaba otra vez más. Nueva invasión que en breve   tiempo ocasionó grandes destrozos en edificios, muebles, ornamentos religiosos, sepulturas y otros daños no menores.

La salvación de los documentos del archivo municipal de Cuenca   fue, reitero, un hecho importante de vital trascendencia por su utilidad y valor administrativo e histórico. Forma parte del patrimonio, ha sido custodiado desde épocas antiguas hasta nuestros días y pertenece a todos los ciudadanos. Se puede consultar y reproducir sus documentos con los límites de excepción, obviamente, que disponen las leyes vigentes y el adecuado respeto para su conservación.

En la actualidad el archivo municipal, esta en un espacio del Centro Cultural Aguirre y dos sitios más inadecuados, alejados de éste, para cumplir su función correctamente y en detrimento de su eficacia. Esta situación no es de ahora por ello en el año 1997 el Ayuntamiento consideró que era necesario convertir la Casa del Corregidor en archivo municipal y museo de la ciudad y nueve años más tarde se actualizó el proyecto solamente para dedicarlo a archivo siendo el Ayuntamiento quien el 12-9-2012 pidió colaboración al Consorcio Ciudad de Cuenca para que su personal técnico redactase un proyecto de “Rehabilitación de la Casa del Corregidor para Archivo Municipal de Cuenca”. Esta solicitud de colaboración fue aprobada por la Comisión Ejecutiva del Consorcio el día 17 de octubre de 2012.

Conocidos estos datos pareció que iba a llegar el momento deseado de tener el archivo municipal una sede digna dotada del material y medios necesarios para cumplir eficazmente con su noble misión.

Un asunto de necesidad es, sin duda, la ubicación del archivo municipal en un solo edificio, pero desde hace lustros cuando los ciudadanos hacen esta petición es como machacar en hierro frío, es decir, perder el tiempo

 

Mayo 2022