CELEBRACIÓN DE UN PACTO EFÍMERO

Antonio Rodríguez Saiz


Las declaraciones patrióticas, en numerosas ocasiones, han sido a petición e instancias del poder político de las alturas y no surgidas como resultado de un emoción o sentimiento espontáneo de los pueblos, sin que sea óbice para asegurar que, en ocasiones, sea un sentimiento compartido y recíproco impulsado por cierto orgullo leal, unido por amor, alegría, historia, cultura…

Esta sencilla celebración que se narra, sin duda, sería acogida por el vecindario conquense con enorme alegría ante el anuncio de final de una guerra que, aunque muy lejana estaba muy próxima y cercana en tantos españoles afectados y, en consecuencia, de conquenses, principalmente privados de recursos económicos y materiales.

En el Boletín Oficial Extraordinario de la Provincia de Cuenca del viernes 17 de diciembre de 1.897 aparecía un comunicado del gobernador de Cuenca Gerónimo Arenas Fernández, de procedencia toledana, en su tercer periodo ejerciente de este cargo en la provincia (12-10-1.897 a 7-3-1899) donde se reproducía el telegrama recibido el dÍa anterior enviado por el ministro de la Gobernación, Trinitario Ruiz Capdepón donde comunicaba lo siguiente “:

Tengo la satisfacción de participar a V.S. que autorizado por el Gobierno el Gobernador general de Filipinas para aceptar rendición de jefes y Gobierno rebelde en los términos anteriormente expuestos por dicha autoridad, o sea con la condición de quedar a salvo el honor del ejercito “.

En el cablegrama, telegrama transmitido por medio de cable submarino, desde Manila por el gobernador general de Filipinas, Fernando Primo de Rivera y Sobremonte al presidente del Consejo de Ministros de España, Práxedes Mateo Sagasta informaba brevemente que la Comisión rebelde había firmado el acta de rendición y que Emilio Aguinaldo y Famy con los jefes rebeldes embarcaría el día 27 en un vapor, puesto a disposición por España, con destino a Hong Kong.

 Ampliando el contenido del cablegrama, añado que el día 14 de diciembre se había firmado, después de varios meses de negociaciones, el pacto conocido por Biak-Na-Bato entre España y los rebeldes de Filipinas, por el que parecía terminada la revolución contra España, para conseguir la independencia comenzada el año 1.896 y que, según estudiosos del tema, fue incumplido por el gobierno de España en algunas de sus partes.

 El mismo día que se recibía la importante noticia el Ayuntamiento de Cuenca celebraba sesión con carácter extraordinario “para dar cuenta de las noticias oficiales recibidas con relación a la pacificación de las Islas Filipinas y adoptar los acuerdos convenientes”.

 En esta sesión estuvo presente el gobernador Gerónimo Arenas, al que le faltaban las dos manos. Es de destacar que dos de los concejales presentes, Basiliso López Cavero y Santos Fontana años después (1.902) tuvieron una actuación valiosa y digna desde los primeros momentos del derrumbamiento de la Torre de las Campanas (o del Giraldo) de la catedral de Cuenca.

 Se acordó, también felicitar a la reina regente de España María Cristina de Habsburgo- Lorena, madre del rey Alfonso XIII y el alcalde accidental, Jesús Contreras Arcas invitaba al vecindario conquense a celebrar el gran y feliz acontecimiento colocando en los balcones de las casas colgaduras e igualmente iluminando las fachadas de sus edificios durante la tarde-noche de ese día, próximo al comienzo de la estación invernal.

 Se hacía la invitación a las dos y media de la tarde de esa fecha por medio del cabo de tambores y la banda que dirigía, en la Plaza Mayor. Se hicieron los redobles necesarios de atención y a continuación por medio del pregonero se anunciaba el bando del alcalde en los lugares de costumbre de la capital que, estaba dividida en tres distritos, con el fin de provocar un sentimiento afirmativo e ilusión, levantando el ánimo de los ciudadanos.

 Era costumbre también colocar carteles informativos o publicitarios, por ser lugares de afluencia de público, en las fachadas del Ayuntamiento, San Felipe, Cocheras, Instituto Palafox, Casa Grande, Puerta de Valencia y otros, según señalaba el periodista y escritor Santiago López en su libro “El Consultor Conquense “, importante para conocer datos sobre Cuenca a finales del siglo XIX

 Aún tuvo que pasar algún tiempo para que en la catedral basílica de Cuenca se celebrara   un Te Deum   en “acción de gracias por el fausto y deseado término de la rebelión armada que perturbó la paz en las preciadas Islas del Archipiélago Filipino” y así llevar a efecto el cumplimiento de la Real Orden fechada el 22 de enero por el ministerio de Gracia y Justicia ordenando a los obispos que se celebrase en todas las iglesias de las diócesis

 Dicho acto religioso tuvo lugar el día 2 de febrero del año 1.898, presidido por el obispo de la diócesis, Pelayo González Conde (1.891- 1.899), palentino de nacimiento, elegido senador este año por la provincia eclesiástica de Toledo. El prelado conquense había pedido a los sacerdotes ayuda para luchar contra Estados Unidos y en defensa de los derechos de España en la guerra de Cuba, descontando un día de sueldo mensual durante el tiempo que durase.

El pacto firmado tuvo una duración efímera, de corta duración, principalmente porque hubo incumplimientos por parte del gobierno de España y la declaración de guerra de Estados Unidos en abril de 1.898.

Posteriormente con el Tratado de París se dio por finalizada la guerra con la pérdida de las últimas colonias españolas: Filipinas, Cuba, Puerto Rico y la isla de Guam. Era ministro de Ultramar Vicente Romero Girón, natural de la localidad alcarreña de Valdeolivas (Cuenca), de amplia biografía política liberal, diputado y senador por Cuenca, varias veces ministro.

No se puede finalizar este relato sin un recuerdo, aunque sea breve, al conquense (n. Osa de la Vega) Gregorio Catalán Valero que tuvo una actuación heroica durante el asedio a la iglesia de Baler (norte de Filipinas) durante 337 días por parte de los rebeldes filipinos, sin saber que la guerra había terminado (“Los últimos de Filipinas “).

En su pueblo natal una estatua y una calle lo recuerda.  También su nombre figura en el callejero de la capital.

 

 

   Fuentes consultadas: 

            Boletín Oficial de la Provincia de Cuenca 17, diciembre de 1.897

           Archivo Municipal de Cuenca: legajos, 1.938 expte. 67 y 1.957 expte. 95

 

 

Mayo 2025