ADIOS A UN HORCAJEÑO RICO

 

Me causa tristeza y aflicción creer que ya no haré mi primera visita a la casa señalada por el afecto ubicada en la calle Santísimo cuando una y otra vez, si Dios quiere, regrese a Horcajo de Santiago donde tengo mis raíces familiares, recuerdos, sentimientos, afectos y hasta una pequeña página de mi vida dedicada a la enseñanza en aquel edificio emblemático y de añoranza llamado La Tercia.

Era hasta ahora mi costumbre al llegar, ir al encuentro con Jesús López-Solorzano Arquero para dar un abrazo al entrañable amigo, desde muy joven, en prueba de afecto y reconocimiento. Difícil es pensar y más aún aceptar que este repetido encuentro no se volverá a hacer ni tampoco disfrutar de gratas vivencias compartidas y sus enseñanzas, aunque, me sirve de lenitivo y mitiga algo, mi ánimo saber que su recuerdo permanecerá indeleble.

No voy a recordar ni detallar su méritos profesionales, resultado de sus buenas actuaciones, que atesoró en abundancia principalmente al servicio de la Educación Especial donde traspasó los límites más allá de nuestro territorio nacional, siempre en beneficio de la sociedad pero, no puedo ni quiero dejar de reseñar la grandeza de Jesús, un horcajeño rico en valores morales que poseía copiosos y abundantes y que fueron guía en su permanente conducta durante su vida: respeto a los demás, honestidad, bondad, paz interior (pese a sus enfermedades), solidaridad, amor y muy especialmente la práctica de la amistad firme que le proporcionaba una gran fortaleza.

Sus amigos fuimos para él su gran patrimonio y se sabe que donde hay amigos se aposenta y encuentra alojamiento la riqueza del ser humano y la felicidad. Nuestro paisano, Jesús, fue un ejemplo inefable de ello.

Sirvan estas breves y sentidas líneas, en estos momentos dolorosos, para reiterar mi pésame a sus hermanos Tere, Maruja y Pepe al tiempo que pido a Nuestra Inmaculada su eterno descanso porque como decía mi amigo en su pregón del Vitor-83 “La Virgen abre sus brazos de amor misericordioso cada vez que se le mira, cada vez que se le reza, cada vez que se le implora en oración a ella o su Divino Hijo”, y yo con toda mi fuerza y sentimiento así lo hago.

 

Marzo 2022

ANTONIO RODRIGUEZ SAIZ AVILES

Texto publicado en RELATOS DE NUESTRA HISTORIA (Horcajo de Santiago). Boletín Mensual, num. 19.Abril 2022