CUENCA PARAJE PINTORESCO

Antonio Rodríguez Saiz

El adjetivo pintoresco tiene varias acepciones pero en aquello que se relaciona con estas líneas su significado equivale a imagen agradable, especial, diferente, atractiva, belleza, singularidad  con cualidades y aspectos dignos de ser representados que atrae y seduce a los sentidos. Todo ello se ajusta y conforma con el paisaje de Cuenca, de ahí la declaración de PARAJE PINTORESCO  EL CASCO ANTIGUO DE LA CIUDAD DE CUENCA Y TODO EL PAISAJE QUE LO RODEA (1963).

No era esta la declaración que los regidores de la capital, en un principio, deseaban cuando en el veraniego mes de julio del año 1961, la Corporación Municipal, era alcalde Bernardino Ángel Moreno Cañadas, tomó el acuerdo en pleno, por unanimidad, de solicitar a la Dirección General de Turismo que se declarase a Cuenca ciudad de Interés Turístico para su promoción nacional e internacional  por su originalidad  y belleza,sin olvidar la preocupación por su necesaria conservación en buen estado e impedir que sucediesen peligrosos daños urbanísticos.

La negativa fue la respuesta por estimar que la finalidad que se pretendía de protección de la capital no se podía cumplir desde la Dirección General de Turismo, pero, sugería que sí sería posible lograr aquello que se deseaba con el objetivo de protección a la capital: ser declarada PARAJE PINTORESCO cuya competencia correspondía al Ministerio de Educación Nacional, cuyo titular es el catedrático y científico, Manuel Lora Tamayo.

El subsiguiente trámite a seguir después de esa respuesta y sugerencia, transcurrido un tiempo, fue por parte del Ayuntamiento de Cuenca solicitar un informe o dictamen a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (creada en tiempos de Fernando VI) para coadyuvar a la consecución del reconocimiento oficial de declarar PARAJE PINTORESCO al casco antiguo y sus alrededores.

Actuó de ponente, por parte de la Academia, Julio Larrañaga Mendía, correspondiente de la misma en Cuenca, competente en arte, según refleja su nombramiento el 13 de noviembre de 1961.

No sería correcto desde mi punto de vista no ocuparme brevemente de este personaje conquense (aunque nacido en Madrid, de origen vasco), una de las personas más queridas y respetadas en el siglo XX en Cuenca: ayudante de Obras Públicas de profesión, con trabajos de mérito sobre la provincia de Cuenca, arte, patrimonio histórico, descubrimientos, conservación y estudio de obras artísticas, documentos de interés…Medalla de Oro de la Provincia (1975). No puede olvidarse la famosa Guía de Cuenca conocida por su apellido (1929 1ªedición).

Ruego lector que disculpes este excurso. Soy uno más de los muchos conquenses que siente respeto y afecto por don Julio, pese al tiempo.

Fue el 13 de febrero de 1963, en sesión plenaria de la Real Academia, cuando tuvo lugar en su sede la lectura y aprobación de la propuesta formulada por el Ayuntamiento de Cuenca solicitando que fuese reconocido PARAJE PINTORESCO el casco antiguo y sus alrededores, entre las hoces de los ríos Júcar y Huécar. Informe que fue publicado en el Boletín de la Academia número 17, segundo semestre de 1963 (pags 78-79), gran parte de su contenido referido al casco de la ciudad y zona de las hoces de los ríos Júcar y Huécar me permito presentar aquí:

 “La Real Academia considera que puede accederse a lo solicitado, comprendiendo en la declaración por lo que se refiere al casco de la población, el espacio limitado por la línea que, partiendo de la confluencia de los ríos Júcar y Huécar, siguiera aguas arriba el curso del segundo, abarcando ambas márgenes hasta el puente de la Puerta de Valencia, en el km 0’500 de la carretera de Cuenca a Palomera, siguiendo por la misma hasta el km 0’900 junto al río Huécar, para desde aquí subir por el camino de la ladera derecha del río, a buscar la Puerta de las Casas Voladas y continuar, por las fachadas al Huécar de la catedral y casas de la calle de Julián Romero, hasta las del Castillo, inclusive; contornear éste en dirección a la hoz del Júcar y seguir las fachadas posteriores de las casas de los barrios del Castillo, San Miguel y del Alcázar, a la Puerta de San Juan y por las calles del General Mola que dan al río Júcar llegar a la confluencia del mismo con el Huécar, punto de origen de la descripción del límite.

La zona pintoresca de la hoz del Huécar, en la plenitud de su belleza, puede señalarse como arrancando del citado puente de la Puerta de Valencia y pasar por el Cristo del Amparo al convento de San Pablo, continuando por los caminos de la Cueva de la Zarza y del Llano hasta la Cañada Real, seguir por ésta hasta el camino vecinal de Cuenca a la Cueva del Fraile y Buenache de la Sierra, y por el mismo volver a la ciudad al Arco de los Bezudo, en la Puerta del Castillo.

La hoz del Júcar podría limitarse por la margen izquierda por el camino de San Isidro hasta su encuentro con él de Mariana, frente al km.5 de la Carretera Cuenca a Tragacete; cruzar el río Júcar y por su ladera derecha volver a Cuenca por la curva a nivel que pasa por la ermita de San Julián el Tranquilo, hasta el cambio de dirección que hace cerca del Puente de San Antón, y desde aquí buscar el punto de confluencia de los ríos Júcar y Huécar.”

Después del informe favorable emitido por la Academia y la Comisión General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional el 19 de abril de 1963, el Consejo de Ministros a propuesta del ministro, Lora-Tamayo y Martín aprobaba el decreto que declaraba el casco antiguo de Cuenca y el paraje que lo circunda PARAJE PINTORESCO que consta de una explicación y justificación sobre el emplazamiento de la ciudad (de 28.291 habitantes) y sus famosas hoces y una disposición de tres artículos. Dicho decreto (1071/1963) lleva la fecha de 25 de abril de 1963 y fue publicado en el Boletín Oficial del Estado número 129 de 20 de mayo de ese año.

Sobre esta declaración, insuficiente para algunos, me parece oportuno dejar constancia de la opinión al respecto que expresó el profesor Miguel Ángel Troitiño Vinuesa en su valioso y extenso trabajo titulado “Cuenca. Evolución y crisis de una vieja ciudad castellana”. Premio “Ciudad de Cuenca” de Investigación Histórica en 1980 y Premio Nacional de Urbanismo del MOPU.

Indicaba que la declaración era positiva e insuficiente porque en él dejaba fuera de su legal protección los barrios del Castillo, San Antón y Tiradores e igualmente el Cerrillo de Santiago, Carretería, Puerta de Valencia, etc.

Añadía a ello el reconocido y autorizado profesor Troitiño que “el tratamiento que da a las hoces del Júcar y Huécar dista mucho de concebirlas como unidades de paisaje de alto valor ecológico donde la naturaleza o los usos del suelo marcan los límites y nunca las carreteras o la mayor o menor proximidad a la ciudad”.

Recapacitar, recorrer la memoria, para ver si a través de los años se ha tenido esa “estricta observancia” que el decreto refleja sería saludable.

Cuenca, febrero 2021